La correa de distribución es muy importante para el adecuado funcionamiento del motor y, al ser un componente que se desgasta, su rotura puede ocasionar una grave y cara avería en el motor. Es muy difícil detectar un deterioro alarmante en este componente que nos avise de que ha llegado el momento del cambio, por lo tanto es recomendable su sustitución en los intervalos aconsejados por los fabricantes de automóviles, normalmente cada 100.000 kilómetros o 6 años, sobre todo en caso de que nos movamos frecuentemente en entornos urbanos, o en climas extremos, muy frío (-10ºC), muy caluroso (+30ºC), muy polvoriento, muy húmedos, etc.
La correa de la distribución debe estar correctamente tensada, por ello debemos vigilar la salud de los tensores. Si escuchamos algún ruido rítmico “que antes no se oía” cuando el coche está al ralentí o al acelerar en punto muerto con el coche parado, es posible que algún tensor esté tocado. Si no somos capaces de averiguar el origen del ruido, deberíamos llevar el motor a revisar.
En muchos coches modernos la bomba de agua es arrastrada también por la correa de la distribución. Es conveniente sustituir la bomba de agua en cada cambio de la correa de la distribución, lo cual no encarece excesivamente la reparación y previene posteriores roturas de la correa por una avería en la bomba del agua.
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